El comedor de hachís – Vida y obra de Fitz Hugh Ludlow (IV)
J. C. Ruiz Franco

Libro sobre
el comedor de hachís
Todas las entregas sobre Ludlow:
Ludlow pasó muchos meses bajo la
influencia continua del hachís, en un prolongado estado de exaltación.
Las visiones generadas por una toma de la droga se combinaban con las de
la anterior, que aún no habían desaparecido. Como él mismo escribió, no
necesitaba desplazarse a sitios lejanos para viajar y contemplar los más
hermosos paisajes. La sustancia era una gran ayuda para su hipertrofiado
espíritu creativo. Los pensamientos, narraciones y descripciones se
sucedían a tal velocidad que le resultaba difícil escribirlos. Por sólo
unos centavos podía sacar un billete para hacer una excursión por todo
el mundo: barcos, dromedarios, tiendas de campaña en el desierto… todo
eso podía encontrar dentro de una botella de extracto de hachís.
¿Qué hachís tomaba Ludlow?
El hachís que solía tomar nuestro amigo
era el preparado por el laboratorio de Tilden & Company, empresa
radicada en New Lebanon, estado de New York, y en el número 98 de John
Street, New York City. La fórmula que incluía en sus envases fue creada
por James Edward Smith (1759 –1828), botánico inglés. El prospecto decía
que tenía propiedades anestésicas, antiespasmódicas e hipnóticas. Seguía
diciendo que, a diferencia del opio, no produce estreñimiento y no
reduce el apetito; no produce náuseas, sequedad de boca o dolor de
cabeza, y no bloquea las secreciones pulmonares. Estaba indicado para la
histeria, la corea, la gota, la neuralgia, el reumatismo agudo y
subagudo, el tétanos y la hidrofobia.
Un estudiante comedor de hachís
Por esas mismas fechas (primavera del año
1854) Ludlow comenzó sus estudios superiores. Ingresó en el College de
New Jersey, actualmente Universidad de Princeton, pero el edificio
principal quedó destruido por un incendio en marzo de 1855, y Fitz Hugh
se trasladó al Union College, en Schenectady, estado de New York. En
este centro asistió a cursos de diversas materias, entre ellas medicina
y filosofía, y se graduó en julio de 1856. Sus
compañeros de clase lo describieron como un individuo de conversación
brillante, simpático, generoso y
atractivo. También compuso varias canciones que los
alumnos siguen recitando actualmente en ciertas celebraciones. Durante
su estancia pudo conseguir hachís gracias a un químico de la localidad,
y como ya hemos dicho fue en este tiempo cuando sus viajes cannábicos se
hicieron más frecuentes. Tomó dosis bastante altas y llegó a pasar
varios meses seguidos ingiriendo hachís todos los días; no obstante, el
consumo continuo no parece haberle impedido llevar una vida normal.
También inició a sus compañeros estudiantes, a unos con más fortuna que
a otros, ya que varios sufrieron un mal viaje.
La literatura cannábica en Estados
Unidos en el siglo XIX
Antes de la época que estamos tratando (mediados del siglo XIX), el
hachís era conocido en Europa y Norteamérica, pero, en general, como
señala Escohotado en Historia general de las drogas, era raro el
uso extrafarmacéutico y solía emplearse para alguna indicación
terapéutica concreta. Tampoco era un tema del cual escribir, y es justo
ahora cuando surgen los primeros escritos cannábicos de la pluma de
autores como Moreau, Gautier y Baudelaire. Antes de Ludlow, el único
americano que había escrito sobre hachís fue Bayard Taylor (1825
- 1878), poeta, traductor, crítico literario y autor de libros de
viajes, que en 1854 publicó el libro The Lands of the Saracen,
cuyo décimo capítulo se titulaba “The vision of hasheesh”.
Nuestro amigo no conocía esta obra cuando se inició en el consumo, y
descubrió a Taylor cuando éste
publicó en 1856 el artículo “The hasheesh eater”, que influyó
considerablemente en un Ludlow que llevaba abusando demasiado tiempo de
la sustancia, como ya explicaremos.
Según cuentan
sus biógrafos, las experiencias de Taylor con el hachís fueron poco
frecuentes, y nunca llegó a consumirlo de forma habitual; no obstante,
sus escritos muestran una gran calidad tanto en el aspecto literario
como en el descriptivo. En “The vision of hasheesh” narra sus
experiencias con el hachís en Oriente: “Durante mi estancia en Damasco,
esa insaciable curiosidad que me lleva a preferir la adquisición de
todos los conocimientos auténticos mediante mi experiencia personal, y
no de formas menos satisfactorias y laboriosas, me indujo a probar el
célebre hachís, esa notable droga que permite a los sirios tener sueños
más hermosos y seductores que los que los chinos consiguen con su
querida pipa de opio. El uso del hachís —una preparación procedente de
la planta Cannabis indica— se conoce en Oriente desde hace muchos
siglos. Durante las cruzadas era muy utilizado por los guerreros
sarracenos para estimularse para la tarea de matar; y del término árabe
‘hashashin’, o ‘comedor de hachís’, derivó la palabra ‘asesino’ (…) Una
experiencia previa con los efectos del hachís —que tomé una vez, en una
presentación muy suave, mientras estuve en Egipto— fue tan singular que
mi curiosidad, en lugar de quedar satisfecha, me indujo a rendirme a su
influencia. Las sensaciones que me produjo eran de una gran ligereza y
vivacidad, y mentalmente se traducían en una aguda percepción de los
aspectos de los objetos que suelen parecernos más insignificantes”.
(Continuará)
Bibliografía de la
3ª y 4ª entregas:
Dulchinos, Donald P.,
Pioneer of Inner Space. The Life of Fitz Hugh Ludlow, Hasheesh Eater.
Autonomedia. New York, 1998.
Escohotado, Antonio, Historia general de las drogas.
Espasa Calpe, 1998.
Gross, Dave, “A Brief Biography of Fitz Hugh Ludlow”.
En: http://www.lycaeum.org/~sputnik/Ludlow/THE/Biography/biography.html.
Johnston, James F.,
The Chemistry of Common Life. New York: D. Appleton and Company,
1855.
Ludlow, Fitz Hugh,
The hasheesh eater: Being passages from the life of a pithagorean.
Harper & Brothers, New York, 1857. Edición en español de Tf.
Editores, Madrid, 2003.
Taylor, Bayard, The
Lands of the Saracen.
New York, G. P. Putnam & Co., 1854.
Hay otra
versión algo distinta del capítulo X de este libro: "The
Vision of Hasheesh," Putnam's Monthly Magazine (April 1854):
402-408.
Taylor, Bayard, “The hasheesh eater”. Putnam’s Monthly Magazine
(September 1856): 233–39. Este artículo fue publicado de forma
anónima, si bien se atribuye a Taylor.
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