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Publicados en la revista
Spannabis
Magazine
Albert Hofmann, el
bisabuelo lisérgico, el gran investigador que nos abrió
un nuevo mundo gracias a su casual y feliz descubrimiento, nos dejó el
29 de abril del 2008 para emprender su último y definitivo viaje, pocos
días después de cumplirse los sesenta y cinco años de su famoso paseo en
bicicleta bajo los efectos de la LSD (16 de abril de 1943), el primer
viaje de ácido de la historia.
Deseo que esta serie de artículos sirva de homenaje a
este personaje legendario de la psiconáutica, padre de la LSD y el
primero en sintetizar la psilocibina y la psilocina. Mi objetivo es
repasar algunos de los momentos más importantes de su vida y su obra, y
centrarme en su trabajo sobre los derivados del ergot, en especial la
Hydergina®, fármaco con propiedades nootrópicas y vasodilatadoras y
oxigenadoras del cerebro. Esta droga es prima hermana de la dietilamida
del ácido lisérgico (LSD-25), y las dos se obtienen a partir del ergot o
cornezuelo del centeno, hongo del grupo de los ascomicetos, con el
nombre científico de Claviceps purpurea, que crece en los granos
de los cereales.
A pesar de la vitalidad y lucidez que demostró cuando se
convirtió en centenario, la pérdida de su mujer el pasado 20 de
diciembre le dejó sin ganas de vivir después de haber compartido con
ella casi setenta y cinco años. Fue un duro golpe, y ya la celebración
de su 102º cumpleaños, el 11 de enero de 2008, no tuvo ningún sentido
para él. Su salud estaba realmente deteriorada cuando anuló la
comparecencia prevista para el World Psychedelic Forum, que tuvo
lugar del 21 al 24 de marzo en Basilea sin la presencia de nuestro gran
hombre.
(...)
Ciertamente,
Hofmann es conocido por haber descubierto la LSD —o tal
vez, como él mismo decía, fue utilizado por la LSD para poderse mostrar
al mundo—, pero también aisló la psilocibina y la psilocina a partir de
los hongos mágicos mexicanos. Y además, en el transcurso de su trabajo
sobre las propiedades terapéuticas de los alcaloides del cornezuelo del
centeno —su único objetivo inicial— sintetizó la Hydergina.
(...)
La
tesis de Hofmann, Wason y Ruck
—que
sostiene que el kykeón o pócima sagrada de los misterios de
Eleusis contenía alcaloides activos de este hongo—
es bastante plausible (...)
Da la feliz casualidad de que los
alcaloides enteogénicos y no tóxicos del cornezuelo, la ergonovina y la
amida del ácido lisérgico, son solubles en agua, mientras que los más
peligrosos (ergotamina y ergotoxina) no lo son. Por ello, los sacerdotes
bien podían preparar la bebida visionaria con sólo poner en remojo los
granos parasitados. Y no sólo eso: “Un método aún más sencillo habría
sido recurrir a alguna clase de cornezuelo como el que crece en el pasto
Paspalum distichum, que contiene sólo alcaloides que son
enteogénicos, y que podría incluso haber sido usado directamente en
forma de polvo (…) Los sacerdotes eleusinos tan solo tenían que recoger
el ergot de la especie paspalum, que con seguridad crecía en los
alrededores del templo, luego pulverizarlo y añadirlo al kykeón
para darle su cualidad modificadora de la consciencia”.
(...)
Gracias a Hofmann, Wasson y Ruck queda explicado el
significado de lo que sucedía en Eleusis y del maravilloso mito de
Deméter, que conforma el culto más importante de la cultura
grecorromana, una de las numerosas muestras de genialidad del pueblo
griego.
Se trata de un tema central en todas las comunidades
antiguas: el intento de comprensión del misterio del ciclo de la
naturaleza y de la fecundidad de la tierra, la cual hace posible la
agricultura y, en consecuencia, la vida estable en poblaciones
sedentarias, frente a la etapa paleolítica anterior en que el ser humano
había sido nómada, cazador y recolector, pero no agricultor ni ganadero.
(...)
Sabemos que la cultura occidental
nació en Grecia, pero, lamentablemente, sólo nos ha llegado una pequeña
parte de su legado, debido a la destrucción sistemática —por los siglos
de los siglos— de escritos y testimonios artísticos por parte del
cristianismo oficial, especialmente cuando deseaba acabar con las
manifestaciones paganas con el objetivo de hacerse con el monopolio
espiritual (...)
A Hofmann, Wasson y Ruck debemos la solución de este
enigma que permanecía sin explicar. ¡Gracias, buen doctor, por
acercarnos un poco a la genialidad helénica! ¡Gracias por habernos dado
la LSD, droga hermana de aquella con que los iniciantes de Eleusis
contemplaban los misterios del universo, de la vida y la muerte, antes
de que el monoteísmo nos inundara con su ignorancia!
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